Se aprovecharon de una extraña estrategia sexual para garantizar su reproducción
- Los peces anzuelo y los rape, o pejesapos constituyen el grupo de vertebrados más diverso de la zona sin luz del océano.
Por William J. Broad – The New York Times
25 de julio de 2024. ¿Cómo lograron las fantasmagóricas criaturas conocidas como peces anzuelo la proeza evolutiva que les permitió controlar las tenebrosas profundidades del océano?
Se necesitó un sexo peculiar, extremadamente peculiar.
Científicos de la Universidad de Yale han descubierto que la diversificación del pez anzuelo o diablo marino comenzó hace unos 50 millones de años, cuando la línea ancestral desarrolló una extraña estrategia para garantizar su reproducción en las oscuras profundidades.
Para aparearse, los diminutos machos se agarraban con sus afilados dientes al vientre de hembras mucho mayores. Algunos machos se soltaban tras el apareamiento, mientras que otros se fusionaban permanentemente con las hembras. Los machos que permanecían unidos se convertían en órganos permanentes para la producción de esperma.
“Descubrimos que una cascada de rasgos, incluidos los necesarios para el parasitismo sexual, permitió a los peces anzuelo invadir las profundidades marinas”, afirmó en un comunicado de prensa Chase D. Brownstein, estudiante de posgrado del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de Yale, quien fue el autor principal del estudio.
En la actualidad, existen más de 300 especies del grupo que incluye a los peces anzuelo y los rape, o pejesapos, que lo convierte en el grupo de vertebrados más diverso de la zona sin luz del océano. La región comienza a unos 200 metros de profundidad —justo debajo de la zona fótica, que recibe suficiente luz solar para mantener la fotosíntesis y a la mayoría de las plantas del mar— y desciende durante kilómetros. El estudio del equipo se publicó en la revista Current Biology.
Encontrar pareja en las profundidades marinas puede resultar extremadamente difícil debido a la incomprensible inmensidad del entorno. Según algunas estimaciones, la zona oscura ocupa más del 97 por ciento del espacio planetario habitado por seres vivos, sobre todo porque el océano se sumerge a una profundidad máxima de casi 11 kilómetros. En cambio, los hábitats terrestres representan menos del 1 por ciento de la biosfera del planeta porque la franja de vida es muy estrecha, lo que hace que su volumen sea bastante pequeño.
Se considera que la extraña rutina de apareamiento del pez anzuelo contrarresta las escasas posibilidades de encontrar pareja en el mayor ecosistema del mundo. Es el único vertebrado conocido que emplea el parasitismo sexual, y eso le dio una ventaja evolutiva.
Con el tiempo, el macho puede fusionarse físicamente con la hembra, conectándose a su piel y a su torrente sanguíneo. Tarde o temprano, pierde los ojos y todos los órganos internos excepto los testículos. Una hembra puede llevar varios machos en su cuerpo.
El equipo de Yale documentó cómo los sistemas inmunitarios que atacan las amenazas extrañas cambiaron con el tiempo para que las hembras no rechazaran a los machos parásitos.
Te puede interesar: Un timbre para peces
El pez anzuelo debe su nombre a que las hembras utilizan apéndices en forma de vara con puntas brillantes para atraer a sus presas hacia sus dientes en forma de aguja. Son peces que pescan. Sus bocas son tan grandes y sus cuerpos tan flexibles que pueden engullir presas de hasta el doble de su tamaño.
Una hembra puede llevar varios machos en su cuerpo.
El equipo de Yale utilizó fósiles y datos genéticos de más de 100 especies vivas de peces anzuelo, rapes y parientes para determinar que el estallido de diversificación se produjo durante un gran pico de calor global hace entre 50 y 35 millones de años. Los océanos del mundo se agitaron y los antepasados de estos peces, que caminaban por el fondo, empezaron a explorar el amplio mundo oceánico.
“Ocurrió en un abrir y cerrar de ojos evolutivo hace unos 50 millones de años”, dijo Brownstein en una entrevista. “Fue como si las ballenas volvieran al océano. Fue asombroso”.
El equipo descubrió que, simultáneamente, los peces desarrollaron sus inusuales habilidades reproductivas. No se pudo determinar qué fue primero, si la fijación temporal o la permanente.
Algunas hembras de pez anzuelo pueden llegar a medir más de un metro, pero la mayoría son más pequeñas. Los machos, que nadan libremente, suelen medir unos pocos centímetros.
¿Cómo encuentran a las hembras en la oscuridad perpetua de las profundidades marinas?
Según Brownstein, los machos tienen órganos nasales agrandados que les permiten seguir las débiles estelas de feromonas femeninas en la oscuridad para encontrar a su pareja.
“Olfatean a su pareja, literalmente”, dijo.
Impactos: 82