De Matar a Marcar
Por Juan Martín Cuevas (*) y Lucas Albornoz (**)
8 de agosto de 2024. Los peces cartilaginosos (tiburones, rayas y quimeras) son los vertebrados más amenazados de los océanos. Según evidencia científica, algunas poblaciones de tiburones se han reducido más del 90% en las últimas 4 décadas en el Atlántico sudoccidental, como el escalandrún.
Estos grandes predadores ayudan a mantener sanos los ecosistemas marinos, por lo que su extinción impactaría los mares y a las personas que de ellos dependen.
Argentina es uno de los lugares críticos identificados a nivel global para su conservación. Aquí habitan 55 especies de tiburones, de las cuales 16 son de gran tamaño. El 57% de los peces cartilaginosos de la región se encuentran en alguna categoría de amenaza de extinción, y de este grupo, el 75% son endémicas, como el gatuzo, el pez ángel y la guitarra grande.
Su principal amenaza es la presión pesquera insostenible y, en menor medida, la destrucción de hábitat, la contaminación y el cambio climático. La mayoría de las especies de tiburones tienen características biológicas que las hacen intrínsecamente vulnerables a la sobrepesca, como el crecimiento lento, la madurez tardía para reproducirse y un número bajo de crías.
En este marco, surge Conservar Tiburones en Argentina, un proyecto de ciencia ciudadana que desde 2013 reúne a pescadores deportivos e investigadores de Wildlife Conservation Society (WCS) Argentina, el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (MACN).
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El objetivo es alentar a los pescadores a sumarse al proyecto para generar un cambio de paradigma: pasar de sacrificar las presas que capturan, a marcarlas y devolverlas con vida al mar.
CIENCIA CIUDADANA: CONOCER Y PROTEGER
El proyecto une el trabajo científico con las pequeñas comunidades pesqueras locales de la costa argentina en un proceso colaborativo: al colocar una marca a los tiburones se puede obtener información clave para su conservación.
Hasta el momento más de 200 pescadores de todo el país, desde Faro Querandí (provincia de Buenos Aires) hasta Puerto San Julián (provincia de Santa Cruz), se sumaron de manera voluntaria a la propuesta y, gracias a su
compromiso, marcaron y devolvieron más de 2650 tiburones en aguas argentinas. Diecisiete de ellos fueron recapturados, logrando registros históricos e inéditos.
El trabajo consiste en una marcación debajo de la aleta dorsal del tiburón, introduciendo un “espagueti amarillo“ con datos para su identificación. El dispositivo es un tubo aséptico alargado, con una inscripción que lleva el número de marca, nombre del proyecto y contacto para las recapturas. En caso de una recaptura, esto permite hacer un seguimiento del movimiento de los individuos y facilita información para conectar sitios de marcado y recaptura, determinar posibles recorridos migratorios, días en libertad, crecimiento corporal, supervivencia post captura, fidelidad al sitio de marcado, cantidad de hembras y machos por sitio, juveniles, entre otros factores.
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Considerando que para 1 de cada 5 especies evaluadas en nuestra región no existen datos suficientes para determinar su estado de conservación, toda información generada por los pescadores se convierte en sumamente valiosa y fundamental para avanzar en investigación y acciones de protección.
Trabajar en alianza con los pescadores implicó instancias de capacitación, entrenamiento y entrega de equipos de marcado. También, durante el desarrollo de talleres pudieron compartir sus saberes y experiencias, y la motivación de sumarse a esta iniciativa a partir de entender el impacto de su actividad sobre estas especies.
HALLAZGOS
Uno de los hallazgos destacados del proyecto fue el registro inédito de la migración regional de un tiburón bacota en el Atlántico Sudoccidental. Cubriendo unos 2566 kilómetros es, hasta donde sabemos, el que más distancia recorre a nivel mundial.
También se reforzó el conocimiento sobre la migración del cazón desde Argentina hacia Uruguay.
Y en el 2021, se logró un registro de tiburón gris en las costas de Chubut. Fue el cuarto individuo registrado en la historia en aguas argentinas; el primero fue en 1906 en Miramar (Buenos Aires), y el segundo y tercero en 1997 en el Golfo San Jorge (Chubut).
Los últimos 3 casos fueron de ejemplares juveniles de aproximadamente 2 metros de largo, y según hipótesis, los adultos habitarían la zona del talud en el Agujero Azul (sector ubicado en el talud continental -a 500 km del golfo de San Jorge-, atravesado por el frente productivo más importante del Hemisferio Sur, actualmente amenazado por la pesca de arrastre de fondo internacional: (https://agujeroazul.com.ar/).
Además, se comprobó que la pesca con marcado y devolución de individuos, si se practica correctamente, no perjudica su supervivencia; y que más del 70% de los tiburones que interactúan con la pesca deportiva son hembras, llegando el 80% en el caso del cazón.
SAN BLAS, HACIA UN VERDADERO REFUGIO DE TIBURONES
Entre octubre y abril, la Reserva Natural de Uso Múltiple Bahía San Blas de Buenos Aires es escenario de una intensa actividad de pesca deportiva, principal motor económico y turístico de la zona.
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En algunos casos, está dirigida a especies de tiburones en peligro crítico de extinción, como el cazón, que cada primavera utiliza estas aguas para reproducirse.
Conservar Tiburones en Argentina se inició en este lugar. El proyecto empezó con sólo un pescador deportivo, Luis Carbone, y un puñado de guías de pesca deportiva embarcados, como Gustavo Carranza y Carlos “Carloto” Pozobon. Hoy son muchos más los pescadores deportivos y guías de pesca embarcados y de costa que marcan sus presas activamente dentro de la reserva y hacen de San Blas un lugar emblemático en la preservación de tiburones.
Para cerrar esta nota, nada mejor que las palabras de algunos protagonistas. Guillermo Goro es guía de pesca hace 22 años y comenta: “Me sumé porque me pareció bien devolverle a San Blas y al mundo, parte de todo lo que me había dado. Veo que ya está más instalada tanto en guías como clientes, la idea de devolver los tiburones, y eso es gracias a este proyecto“.
Fernando Riera es también guía de pesca y parte del proyecto desde hace 8 años: “Se creó un buen grupo entre biólogos, pescadores y organizaciones. Al principio costó, éramos pocos los que devolvíamos tiburones. Con el tiempo, logramos llegar a más gente dentro de la Bahía. En las salidas de pesca, el marcado genera mucha curiosidad y se logra concientizar sobre el daño a los animales y al ambiente. Notamos que en estos años el rechazo social de sacrificar las presas es cada vez mayor“
Fuente: Revista Aves Argentinas
(*) Juan Martín Cuevas: Magister en Zoología de la Universidad Estadual de Santa Cruz (Brasil) y Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata. Coordinador del Subprograma de Conservación de tiburones y rayas de WCS Argentina.
(**) Lucas Albornoz: Licenciado en Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata, Asistente del Subprograma de Conservación de tiburones y rayas de WCS Argentina.
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