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La actividad está frenada hace una década y la Legislatura de Santa Cruz empezó a discutir un proyecto para revitalizarla, ante la proliferación de la especie y la falta de frigoríficos locales. De qué se trata.
14 de marzo de 2025. La Legislatura de Santa Cruz empezó a debatir en los últimos días una modificación a la Ley 2485 que regula la caza comercial para permitir el traslado de la carne de liebre europea fuera de la provincia sin procesamiento industrial.
Actualmente, la normativa impide la salida de este producto sin su industrialización en territorio santacruceño, pero la falta de frigoríficos en la región generó el interés de empresas de otras jurisdicciones, y los productores locales están pidiendo un cambio que le dé impulso a esta actividad.
La iniciativa fue presentada en la Comisión de Producción Agropecuaria y Pesca de la Legislatura provincial con la participación del presidente del Consejo Agrario Provincial, Adrián Suárez.
Según explicó el funcionario, la caza y procesamiento de la liebre europea dejó de realizarse en Santa Cruz hace más de una década, lo que limita las posibilidades de aprovechamiento de esta especie, cuya población ha crecido considerablemente.
En consecuencia, el proyecto propone que la exportación de carne de liebre sin procesamiento se acepte en casos en los que no haya frigoríficos locales en funcionamiento o cuando las condiciones logísticas dificulten el traslado para la producción.
“Nos encontramos con la problemática de que vienen empresas de otras provincias que quieren procesar la liebre fuera de Santa Cruz, pero la ley vigente lo impide”, explicó Suárez durante la reunión de comisión en la que defendió el proyecto, según informó La Opinión Austral.
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¿La proliferación afecta cultivos de Santa Cruz?
El funcionario afirmó que el aumento de la población de liebres está generando conflictos con productores agrícolas, especialmente en zonas como Gobernador Gregores, Lago Posadas y Los Antiguos, donde los cultivos de alfalfa fueron afectados.
El control de su expansión, a partir de la producción de carne, se ofrece entonces como una solución a la eventual superpoblación, que según Suárez también afecta los bosques y la vegetación nativa.
La liebre europea (Lepus europaeus) es una especie invasora que terminó incorporándose al ambiente natural de la mara. Conquistó el nicho ecológico de la nativa y, además, su ramoneo genera un impacto negativo en el bosque, impidiendo que los árboles crezcan en altura y provocando un crecimiento achaparrado, que, de no desaparecer ese disturbio, podría condenar al bosque nativo.

El desarrollo de la industria frigorífica de liebres se inició en la década del cincuenta, sustentado en esta especie invasora en la Argentina, que en la Patagonia ocupó el hábitat natural de la mara.
De acuerdo con información oficial de Parques Nacionales, la liebre europea fue introducida en el país en 1888, en una estancia de Santa Fe, donde soltaron cuatro parejas para caza deportiva. Años más tarde, se hizo lo mismo en las provincias de Buenos Aires y Córdoba.
A partir de esos grupos iniciales, se expandió hasta ocupar todo el país, gracias a su alta tasa de reproducción y su capacidad de adaptación a distintos ambientes. Hoy se calcula que hay decenas de millones de ejemplares.
Lo cierto es que, al ser una especie introducida, puede resultar perjudicial para la agricultura y, en consecuencia, controlar sus poblaciones se hace necesario.
En esa línea, el proyecto se basa en la idea de que la explotación industrial de la especie contribuye eficazmente a mantener su avance controlado.
El mercado europeo
Por otra parte, sus impulsores remarcan que existe una importante demanda de carne de liebre proveniente de Europa, donde el consumo de carnes de caza es tradicional. También destacan que la trazabilidad y condiciones sanitarias permiten a nuestro país acceder a ese exigente mercado, con algunas oscilaciones, pero de manera relativamente sostenida.
Además, remarcan que la inversión en tecnología y maquinaria aumentó significativamente el valor agregado de los productos.
En la Argentina, la caza comercial es regulada por las provincias, que realizan los relevamientos de las poblaciones y, dependiendo de los resultados, definen si especies como la liebre europea se pueden cazar, en qué momentos del año, en qué condiciones y con qué requisitos, además de establecer cupos máximos de presas para cada temporada, entre otras variables.
También son responsables de los controles para que todas estas pautas se cumplan. De hecho, es frecuente que en Santa Cruz y otras zonas de la Patagonia y el país se sancione a cazadores furtivos, que no cumplen con las disposiciones.
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