Cómo actuar en cada caso
Segunda parte de la nota de Wilmar Merino para Revista Aire Libre.
En la primera parte de esta nota, señalábamos que nuestras salidas de pesca muchas veces pueden ser empañadas por accidentes de diversa naturaleza de los cuales no escapan ni novatos ni profesionales. Habiendo repasado en aquella nota algunos ejemplos de imponderables en situación de pesca que derivan en accidentes, es clave que víctima y ayudante mantengan la calma y sepan qué hacer en cada caso.
Manipulemos los peces adecuadamente: especialmente los que tienen dientes poderosos como el dorado o la tararira o púas como los bagres y surubíes. Usar bogagrips, o izar las piezas con copos para amortiguar los embates, y pinzas de puntas largas para extraer anzuelos, será vital para tener los riesgos que implican dientes o señuelos, bien lejos de nuestras manos. Ojo al soltar estas especies dentro de la embarcación, pues en sus corcoveos pueden apoyarse en el fondo y saltar cayendo encima de las piernas de alguien que está cerca y enterrarle algún anzuelo. Si se produce la situación de que pez y accidentado quedan vinculados por un señuelo con más de un anzuelo, inmovilizar primero al pez y si es necesario matarlo, pues si continúa saltando o moviéndose puede ocasionarle serios daños al pescador.
Anzuelos enganchados: Ya sea porque un pez se sacudió y le enterró la pateja saliente de su boca o porque un compañero tiró sin mirar atrás o por otras mil circunstancias, si el anzuelo termina dentro de nuestra carne los caminos a seguir son: 1) si casi tiene punto de salida el arpón, terminar de pasarlo, cortar la punta con un alicate poderoso y desanzuelar. Otra opción puede ser, en caso de salida de la punta, apretar la muerte o rebaba y luego desanzuelar, pero ésta puede generar igual cierto dolor. Luego, desinfectar y visitar a un doctor al regreso 2) si le falta bastante para terminar de salir por la piel, hay que dar por cancelada la salida e inmediatamente concurrir a un médico y no “jugar al doctor” ocasionando mayores daños. Un desmayo del afectado solo agravaría toda la situación. Un consejo: contar con alicates suficientemente poderosos para cortar un anzuelo 11/0 o un 5x Strong. Muchas veces los alicates que se usan para pesca no pueden con ellos. Hay que llevar uno de ferretería, de primera línea, capaz de cortar gruesos aceros.
Usar anteojos de sol: siempre útiles para matar el brillo del sol, cosa que se agradece en largas horas de pesca mirando boyas o haciendo un scouting de peces en el agua cuando son polarizados, también son especialmente útil esencialmente si pescamos con señuelos. Estos peces que toman artificiales suelen soltar los engaños produciendo un “efecto látigo” en el artificial, que sale disparado hacia el pescador. En el caso de los ojos, los lentes de sol sirven de protección a la vista de la amenaza de los anzuelos.
Usar palo de vida: indispensable en pescas de vadeo. Este elemento es un palo aguzado en su extremo inferior, que se clava en fondos barrosos y en su extremo superior tiene un boyarín flotador para que -e caso de que se nos caiga- no le perdamos el rastro bajo la superficie. Sirve como una suerte de largo bastón para ir chequeando el fondo en el que vamos a pisar y es muy usado en la albufera de Mar Chiquita, donde se pesca lenguados al vadeo y evita que el pescador caiga en el veril poniendo en riesgo su vida, especialmente si usa waders que pueden llenársele de agua y dificultar su reincorporación. El otro uso importante es en el vadeo en zonas someras de la cuenca parano-platense, donde es frecuente que habiten rayas camufladas en el fondo. El palo nos permitirá chequear que por donde vayamos a pasar no esté ninguna oculta, o espantarla al contacto con el mismo.
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Chuzas de peces: las rayas y bagres de río o mar, sumando algunas otras especies como el surubí, suelen lancear con su cola o chuzas a los pescadores que no los manipulan adecuadamente. Rayas y bagres inoculan un veneno mientras que surubíes o armados lastiman por desgarro pero no hacen ingresar tóxicos a nuestro organismo. Una picadura de raya con el arpón de su cola puede ser gravísima dado que tienen bacterias que necrosan la piel y evitan su cicatrización más allá del dolor agudo que produce en el momento en que se produce el accidente. Se han dado casos heridas cuya recuperación ha tardado varios meses, con supuraciones constantes antes de lograr su cicatrización y molestias permanentes solo soportables con analgésicos. Por eso es mejor evitarlas, usando protección en las piernas con waders de botas altas (no son 100% efectivos pero algo protegerán) y el mentado palo de vida para espantar alguna antes de pasarle por arriba. Ante una picadura de rayas, no intente hacer succión por ningún método ni ensaye drenajes sanguíneos, mucho menos usando objetos cortantes que aumentarán más el sufrimiento del afectado. Tampoco intente cauterizar la herida. Solo lleve al afectado lo más velozmente posible a un hospital. Con respecto a los bagres, hielo y analgésicos serán lo aconsejable, pero todo depende del grado de profundidad que haya logrado la lanceta del pez. Hay casos serios donde hay que acudir al médico de inmediato, quien nos dará antibióticos, analgésicos y la antitetánica. ¿Es cierto que orinarse en la herida ayuda a mitigar el dolor?. El médico Adán Wajkzuck afirma que algo de eso hay: “el orín tiene amoníaco y puede ayudar a calmar levemente el dolor, pero lo aconsejable es ver un médico si la herida es seria”.
Cortes: ya sea fileteando una pieza o cortando un alimento, podemos sufrir cortes en situación de pesca. Ante tal ocasión quien nos asista debe empezar por lavarse las manos y en caso de que haya hemorragia, detenerla haciendo presión con una gasa limpia, seca o humedecida con un poco de agua oxigenada. Limpiar la herida o corte con agua y jabón neutro, con ayuda de una gasa esterilizada siempre desde dentro hacia fuera. En caso de que sea necesario, puedes utilizar una gasa estéril fijada con cinta adhesiva para tapar la herida. Si no frena el mismo y el sangrado es abundante, mantener la zona en alto, presionando la herida para parar la hemorragia y acudir al médico. Si una parte del cuerpo fue separada del mismo (por caso un dedo) hay que poner inmediatamente la parte cortada en una bolsa de plástico sellada y sumergirla en un recipiente con agua helada. Llevarla junto con el afectado al centro asistencial.
Golpes por plomada: Una plomada a velocidad de lance es un arma que puede ser mortal. Por eso las normas de etiqueta de la pesca indican que en la pesca de muelles donde se amontonan muchos pescadores en un pequeño espacio, hay avisar que vamos a tirar diciendo fuerte y en tono audible por todos “va plomo” antes de cada lance. Ante un plomadazo, el hielo aplicado de inmediato es fundamental mientras se acude al médico. En caso de golpear a alguien con una plomada, máxime si es en el cráneo o en la zona ocular, es imprescindible no dejar pasar tiempo e ir a una dependencia a recibir primeros auxilios y hacer los estudios pertinentes.
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Ahogos: si nos toca asistir a alguien que ha tragado agua, no habrá tiempo de llamar a emergencias y hay que meter mano en el asunto asistiéndolo inmediatamente. El médico Adán “El Polaco” Wajkzuck (MP 25732) -pescador Campeón Absoluto del Pejerrey Club de Quilmes 2017-, recomienda “evitar la aspiración si el paciente tiene un vómito o si le sale agua por la boca. Para eso lo pondremos de costado o sentado tomándolo por detrás, eso evita que la vuelva a tragar. Flexionar el tronco hacia adelante y apretando el tórax por detrás ayudará a que elimine el líquido que ha tragado. Si no se puede o no se tiene fuerza suficiente, ponerlo boca abajo y apretarle el tórax”.
Quemaduras: La pesca y la gastronomía suelen ir de la mano y en más de una ocasión podemos quemarnos con carbones, el agua del mate, grasa usada para freir o motores calientes donde echamos mano. El consejo si la persona ve encendida sus ropas es rodar para apagar las llamas o disminuir la agresión térmica (rodando o cubriéndola, nunca con agua) mientras nos dan ayuda. Luego buscar otras posibles lesiones como hemorragias o fracturas y tratar primero lo más grave y urgente. Para quemaduras superficiales de primer grado (piel enrojecida, erictema), una crema con aloe vera será suficiente. Si la cosa es más seria, tras retirar del herido ropa (que no esté pegada a la piel), joyas, etc, dejar la zona libre y aplicar 20 o 30 minutos de agua fresca (no helada para no provocar hipotermia) en la herida y luego envolver la misma con gasas o paños fríos, que estén flojos, y acudir a consulta médica. Lo que NO hay que hacer es apagar las llamas de la persona con agua, poner dentífrico, pomadas diversas, romper las ampollas (que previenen de una posible infección, ya estamos hablando de quemaduras de segundo grado que afectaron la dermis) e intentar despegar la ropa de la piel carbonizada (quemaduras de tercer grado, que interesaron la piel, vasos y músculos). No dar de beber ni comer al quemado grave y acudir al médico de inmediato.
Incordios menores: A estas grandes líneas de accidentes le podemos sumar múltiples incordios menores como las quemaduras de sol (en cada salida de pesca, sea invierno o verano, hay que aplicar pantalla solar), picaduras de insectos (llevar repelente para prevenir y cremas con Difenhidramina y óxido de zinc para aplicar tras una picadura), mareos por insolación e insuficiente hidratación (proteger la mayor cantidad de superficie corporal con vestimenta y tomar agua periódicamente aún sin sed) y pinchaduras con espinas de vegetales en el cuerpo (usar botas altas, y ropa adecuada para evitar espinillos, cardos, cáctus y demás vegetales espinosos).
Como consejo final: mantener la vacuna antitetánica vigente para que estemos protegidos por diez años dado que más allá de grandes accidentes cualquier cortecito en la mano y el solo hecho de manipular lombrices, elementos oxidados y demás, nos pueden producir problemas mayúsculos que acaso ni siquiera los atribuyamos a la pesca pero que tienen ese origen. Y ante cualquier mínima duda, siempre acudir a un profesional de la medicina será lo prudente y aconsejable, desoyendo “amigos” y legos en la materia.
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