Cómo se arma una vara de grafito
Extracto de la nota homenaje a Oscar Alfredo Díaz, publicada en Aire Libre 23 – Julio 2016. Por Diego Flores. Fotos Gentileza Revista Vida Salvaje
- Se toma un tramo de tela de fibra de vidrio y se lo impregna con resina. Este proceso se hace a mano con una espátula sobre una mesa larga de metal. También existen telas preimpregnadas que evitan este paso. La fibra de vidrio, muy similar a un género de tela, viene en distintos tramas y gramajes. Para cañas de una y dos manos varia entre 200 y 300 gr. x cm 2. En cañas de mosca o spinning muy sutil ronda entre 100 y 150 gr. x cm2.
- Luego se corta un trapecio que responde a la fórmula de armado de la caña. Según la acción que se quiera lograr ese trapecio se complementa con otros cortes para dar mayor resistencia o dureza en tramos específicos de la caña.
- Luego se enrolla todo como si fuera la seda de un cigarrillo sobre un mandril de acero. Por encima, con presión firme se enrolla celofán. Este mandril es equivalente a la luz interna de la vara.
- La vara va al horno durante 2 a 4 horas según el tipo de resina. Tratándose de fibra de vidrio la temperatura de cocción varía entre 80 y 90 C. En el grafito la temperatura es de 120 C. En ese momento actúan los catalizadores de la resina. Primero se vuelve tan líquida como el agua, y sobre el final del proceso endurece totalmente.
- Terminada la cocción se quita el mandril a presión. Este proceso es delicado, y requiere de un tiempo justo, si se hace demasiado pronto la resina cederá y la caña se rompe. Si se espera demasiado la caña se pega completamente al acero.
- Por último se le da la terminación. La más básica es retirar el celofán y dejar la caña con el espiralado o líneas de vida. Otra es pulirla hasta dejarla espejo. La última opción es pintarla, proceso que no se hace a pincel sino por inmersión.
Fallecido en junio de 2016 Oscar Alfredo Díaz fue el fundador y desarrollador de las conocidas cañas Zemple (Ex Temple). Un bohemio, un artesano, un gran ser humano, un estudioso, un creador, un pescador de alma que vivió por y para la pesca. Y un músico que llenaba el silencio de las tardes de Las Heras, con sus acordes y los coros de una de sus hijas.
El inicio de Oscar en la pesca fue en el año 72, en Merlo (Provincia de Buenos Aires) en una casa que bautizó la “La lombriz hippie”. Allí se destacaba como armador de cañas spina bambú y de colihue, las más usadas en ese tiempo. Por esa época la fibra de vidrio era un material claro y exclusivo, que pocos usaban o conocían.
En el año 79, incursiona en el armado de cañas de fibra de vidrio maciza. Las empezó a producir en serie para dos fábricas hoy desaparecidas: Vitex y Flip-Mar. En este tiempo nace la marca Temple. ¿La inspiración del nombre? Una vieja heladera marca Temple, muy similar a las viejas Siam Di Tella, que paradójicamente era usada como horno de fraguado.
Con una gran producción, y con ello más encadenado a los trágicos avatares de nuestra economía, comienza a fabrican varas huecas en el año 89-90. La producción de cañas de fibra hueca implicaba resolver problemas técnicos de mucha mayor complejidad que las varas macizas. El primer problema es la materia prima, conseguir fibra importada. La fibra de vidrio nacional resulta completamente incongruente con la fabricación de cañas huecas: su presentación (con exceso de aprestos) impone una preparación mucho más trabajosa. Además es más cara. Por último el desarrollo de matrices o mandriles. Si se depende de matriceros el trabajo sería de un costo inaccesible. Aquí con su proverbial habilidad Oscar torneó sus propias matrices, con resultados asombrosos. Este trabajo manual no solo se extiende a las matrices, sino a muchas herramientas de su taller, diseñadas por el mismo para el específico trabajo de armar cañas de calidad.
Zemple ocupó sus últimos 15 años de producción. Al “Flaco” le ponían cualquier idea o cosa sobre la mesa, y con su proverbial paciencia y habilidad las desarrollaba. Cañas de lance, de variada, de boga o carpa, de una o dos manos, en fibra o grafito, muchas de las más logradas que jamás se desarrollaron en Argentina. Su hito, su súmmum personal fueron las cañas de dos manos de grafito Zemple de las series 4082, 4092, 4282 y 4292, que compitieron en los últimos 3 Campeonatos Mundiales de Longcasting como un rendimiento a la par de gigantescas marcas internacionales como Ziplexx o Century. Un argentino que a pesar de la diferencia tecnológica con otros países desarrollados, apostó por lo nuestro logrando resultados superlativos.
Su legado se perpetuará en el recuerdo de quienes lo conocieron y sus excelentes varas. Desde su fallecimiento y por decisión de su familia Zemple desapareció del mercado, quedando sus varas salidas de sus propias manos, como testimonios incunables.
Una gran tristeza: flaco querido ¡se te va a extrañar mucho, a vos y tus cañas!
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hector
Estimados, leí la nota referida al Sr. Zemple, la verdad es conmovedor, saber como el, como los empresarios argentinos, son verdaderos quijotes que luchan contra los molinos de Viento-
Un orgullo haber sabido de el a través de su nota, Que el Señor lo colme de felicidad y de reconocimiento por su trabajo y sus cañas.-
machas Gracias.
atte. Héctor Blanco Kuhne.-
gerar
Para mi gusto personal, las mejores de las nacionales y una de las 4 mejores del mundo……especialmente las milenium
Ernesto Ángel Guzmán
Dios lo tenga en la gloria..!!! 🕯🕯🕯
Llegue a esta nota buscando información sobre las varas temple. Mi primera caña de pescar..!!. La compre a principios de los 90 ..tenia 17 años …maciza de spining..y siempre me acompaña hasta el día de hoy….Dios te cuide Flaco..🕯🕯🕯